domingo, 17 de octubre de 2021

DELTA-9-TETRAHIDROCANNABINOL (Δ9-THC) EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE COLOMBIA


DELTA-9-TETRAHIDROCANNABINOL (Δ9-THC) EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE COLOMBIA


Ana Ximena Murillo Mosquera, Gregorio Enrique Mora Arbeláez, Juan Camilo Londoño Martinez, Luis Montes Rios, Daniela López Quirama


El Δ9-THC es el principal componente toxico de la Cannabis Sativa, la cual tiene más de 100 compuestos cannabinoides aparte de este, los cuales también tienen funciones en el SNC. La C. Sativa es de origen asiático, y se ha usado para diferentes fines como religiosos, recreativos y medicinales.  Su uso data desde hace más de 10.000 años en Taiwán, por vía oral, y su inhalación desde hace 5.000 años en Rumania y China durante rituales de diversa índole. Los asirios fueron los que descubrieron sus propiedades psicoactivas y las usaron para rituales religiosos. También los taros, griegos y musulmanes tienen registros de este uso (8).

La C. Sativa se comenzó a ilegalizar a comienzos del siglo XX, primero en Sudáfrica, Reino Unido; Luego la Convención Internacional del Opio en 1925 en La Haya la prohibió. En Estados Unidos se comenzó a prohibir desde 1096, pero fue hasta 1937 que se dictó la prohibición en una ley. Actualmente la legalización de la C. Sativa está viviendo una especie de auge, desde que en 2012 los estados de Washington y Colorado de Estados Unidos las legalizaran con fines medicinales. En Uruguay se legalizó en 2014, y en Colombia bajo el decreto presidencial 2467 del 22 de diciembre de 2015 se aprobaría su uso medicinal(10,11).

Este compuesto fue aislado por primera vez en los años 1960, y a partir de esto comenzó toda su investigación, que ayudo a encontrar dos receptores el CB1 y el CB2, y cannabinoides endógenos como la anandamina y el 2-araquinilglicerol, dando lugar al sistema cannabinoide endógeno (SCE), el cual cumple funciones fisiológicas en el sistema nervioso y en el sistema inmune. En el sistema nervioso encontramos que los receptores CB1 inhiben la sinapsis; esto lo hace activando una proteína G inhibitoria que causara una disminución de calcio y un aumento de potasio intracelular, causando una hiperpolarización la célula, y de esta forma evitando la salida del neurotransmisores de la neurona presináptica, como acetilcolina, noradrenalina, dopamina, GABA,  glutamato y aspartato, por lo cual inhibe la cognición, la memoria, altera las funciones motoras e inhibe la ruta del dolor en la medula espinal. También los podemos encontrar en las neuronas del corazón, vejiga urinaria e intestinos. Los receptores CB2 se encuentran en el sistema inmune principalmente en linfocitos B y macrófagos, donde son inmunomoduladores, pero en su expresión continua causan estados de inmunosupresión(8, 9,12). 

Los efectos del Δ9-THC ejerce sus efectos casi instantáneamente cuando es inhalada, y se demora de 30 a 60 minutos si es ingerida, dentro del organismo esta tiene un efecto de primer paso, por medio del CYP2C9, el que la metaboliza en 11-OH-THC y este después en 11-nor-9-carboxi-THC ambos metabolitos activos, que luego sufrirá glucoronidoconjugación, para ser eliminado en 28-56 horas; sin embargo, en consumidores crónicos se pueden encontrar este compuesto hasta 6 semanas después(8,12).


Consumo de marihuana en estudiantes universitarios


En Colombia, en el año 2014 el Ministerio de salud y Protección Social encontró que el 11,5% de los colombianos la habían consumido alguna vez en su vida, teniendo una prevalencia del 18% en hombres y del 6% en mujeres, y con un consumo en el último año del 3,3%. El Ministerio también en el año 2009 el realizó un estudio sobre prevalencia del consumo de drogas en 10 universidades del país, en el que se observó que el consumo de marihuana fue del 26,4 %, ubicándose la C. Sativa como el psicotóxico de más alto consumo en relación a todas las sustancias interrogadas(1)

El consumo de marihuana en la comunidad de jóvenes universitarios colombianos es preocupante. Con relación al contexto andino las cifras de consumo en Colombia son más altas, en torno a un 12 %, mientras que en Bolivia, Ecuador y Perú́ son de 2 %, 5 %, y 3 % respectivamente(2). 

Los reportes de estudios en la población joven universitaria a nivel nacional y mundial, muestran la marihuana como “la droga ilegal más consumida por los jóvenes”(3) . En la investigación realizada durante el año 2009 en la Universidad del Tolima, que tuvo una muestra de 700 estudiantes de diferentes Facultades se encontró que 187 (27%) consumían marihuana y 513 (73%) no la consumían. En cuanto a edad, el grupo que concentró el mayor índice de consumo de marihuana fue el de 18 a 21 años (59 %), seguido por el grupo de 22 a 25 años (24 %); el menor porcentaje de consumo lo tuvo el grupo de 15 a 17 años (17 %). Lo anterior es similar a lo que se presenta en Chile y otros países andinos en donde el consumo de esta sustancia se concentra fundamentalmente entre las personas jóvenes al final de la adolescencia(4,5).

Las cifras de consumo de marihuana encontradas en la Universidad del Tolima concuerdan con otros estudios realizados en la población de universitarios del país, que han arrojado cifras de consumo entre el 10 y el 14%(6). En cuanto al consumo de marihuana por facultades y programas, en este estudio se encontró que la prevalencia en los programas de Medicina fue del 7%.


¿Por qué es importante estudiar esto, especialmente en estudiantes de Medicina?


La medicina basada en la evidencia nos muestra como el cannabis no es una droga inocua, tiene consecuencias muy negativas en la salud. Se desconoce el estado actual sobre este consumo en estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad del Quindío. El estudio de la universidad del Tolima nos muestra como el consumo de esta sustancia en el ámbito universitario está alrededor del 12% en Colombia. El estudio también reveló que en cuanto al consumo de marihuana por facultades y programas, los mayores porcentajes los obtuvieron los estudiantes de los programas de Topografía y Arquitectura (10,7 %), Educación Física (9,6 %), Enfermería (9,1 %), Licenciatura en Matemáticas y Ciencias Naturales (8,6 %), Inglés (8%) y Economía (8 %). El consumo en Medicina (7 %) se relacionó en este estudio con los altos niveles de exigencia académica, y los consumidores relataron que utilizaban la marihuana como una supuesta solución a esta exigencia. Lo anterior es preocupante, porque el estudiante de Medicina debe cuidar su organismo, propender por su buen estado de salud y encontrar verdaderas soluciones frente a estresores como la alta exigencia académica, y el consumo de marihuana, lejos de ser útil, trae nefastas consecuencias(4,6).

El consumo podría tener más consecuencias negativas que positivas en cuanto a salud y calidad de vida en los adolescentes y jóvenes, por la susceptibilidad neuronal de esta etapa de crecimiento. Además puede ser negativo en cuanto al deterioro cognitivo que la marihuana acarrea: el 7,0 % de los universitarios consumidores refieren sentir rechazo al estudio, menos motivación, bajas notas y pérdida de semestres académicos por su consumo. La marihuana también se ha visto implicada en la prolongación de la estancia en la universidad, la deserción estudiantil, el incumplimiento de horarios y actividades académicas, la implicación en riñas y actividades antisociales, y la disminución de las oportunidades de progreso educativo y laboral(4,13).

Además cabe resaltar la poca información que poseen los consumidores de esta sustancia sobre las consecuencias del consumo de marihuana en el organismo: el 55,5 % está informado a medias y el 44,5 % poco informado. Respecto a la fuente de esa información, un 44,1 %, proviene de amigos, un 8,9 %, de padres, un 14 %, de profesores, un 28,9 % de medios masivos de comunicación y un 4,1 % de otros medios. Es decir, quienes deberían informar (los médicos) no lo están haciendo. Y quienes deberían consultarlos, tampoco lo están haciendo. Urge que médicos y estudiantes de Medicina estudien, conozcan las consecuencias del consumo, se empoderen y asuman el papel protagónico que les corresponde como educadores y abanderados sociales de la salud, adquieran herramientas para la comunicación eficiente y formen conciencia social para evitar el consumo de esta droga(4,32).

El consumo de marihuana se ha convertido además en la actividad nociva más frecuente dentro del campus universitario, en el marco de diversas redes de microtráfico, en diversas universidades colombianas. Pese a ser tan dañina, la desinformación ha contribuido a que la marihuana sea la sustancia que más se consume y más fácil se consigue dentro de las universidades(14).


Razones por las que se consume marihuana


En la literatura revisada se encontró que entre las principales razones por las cuales las personas están propensas a probar o consumir cannabis son: presión social, disfunción familiar, la facilidad en el entorno de conseguir SPA, problemas emocionales, trastornos depresivos, consumo por parte de los padres y consumo de sustancias “gatillo” como el alcohol y el tabaco. También se han tenido en cuenta la influencia de ciertos factores genéticos y neurobiológicos(21). 

La transición de primaria a bachillerato puede llegar a ser un periodo crítico en los escolares, puesto que se enfrentan a nuevos cambios, en especial el inicio de la adolescencia, ya que la expectativa social es la aceptación de sus pares. Lo paradójico es que la tarea evolutiva de lograr y consolidar una identidad puede verse afectada por situaciones como el inicio del consumo de sustancias psicotóxicas(22). Es importante tener presente que con la prevención de consumo de sustancias legales como el alcohol y el tabaco también se reduce la frecuencia del consumo de sustancias ilegales. La mayoría de los adolescentes que consumen sustancias ilegales se iniciaron primero con sustancias legales como alcohol y cigarrillo(26).

También es muy importante investigar tempranamente síntomas emocionales en adolescentes que consumen sustancias legales e ilegales. El consumo de sustancias como la marihuana en adolescentes ha mostrado una fuerte y consistente asociación con trastornos psicóticos, brotes de esquizofrenia, trastornos depresivos y otros trastornos mentales(23,25). Igualmente, los adolescentes con problemas emocionales asociados a consumo de marihuana presentan un menor rendimiento académico, mayor deserción escolar y, en general, un peor pronóstico a corto y largo plazo(24). 

En cuanto a las variables que se asociaron significativamente con el consumo de sustancias, se destaca la presencia de disfunción familiar. El hecho de que haya disfunción familiar aumenta el riesgo de consumo de los escolares; además, algunos estudios han encontrado que, si alguno de los padres es consumidor de sustancias psicotóxicas, se incrementa el riesgo de consumo en sus hijos(27). Otro factor relacionado con el consumo de sustancias es estar rodeado de amigos que consumen (OR = 3,12; IC95%, 2,49-10,38), ya que los amigos más cercanos, parejas y grupos pequeños se convierten en una influencia dominante que determina el consumo de sustancias psicotóxicas(28).

El consumo de psicotóxicos afecta todos los ámbitos del desarrollo humano, incluidos la salud, la economía y la funcionalidad familiar; si uno de los padres consume este tipo de sustancias, el riesgo de disfunción familiar se incrementa drásticamente, y, a su vez, el riesgo de que los hijos también consuman sustancias psicoactivas, riesgo tan grande que está incluso por encima de variables como la presencia de “jíbaros” o expendedores de drogas en el barrio o el consumo de drogas por parte de compañeros de colegio o de universidad(29). 

El uso de sustancias psicotóxicas genera un conjunto de problemas conductuales y, a su vez, tener trastornos de la conducta predispone a consumirlas; se ha encontrado que una mayor presencia de conductas desviadas de las normas de comportamiento social típicas dela edad es un potente predictor del consumo de drogas, así como tener relaciones con amigos conflictivos/disociales, carecer de apoyo psicoterapéutico ante las crisis de la vida, tener una pobre vida espiritual o presentar conductas de insolidaridad o daño al prójimo (30,31,32).


Efectos neurológicos, psiquiátricos y físicos del consumo de cannabinoides


La estimulación de los receptores CB1 por la marihuana afecta el sistema cannabinoide endógeno produciendo efectos como: reducción de la coordinación, torpeza en ejecución de actividades motoras finas, somnolencia, alteración de la percepción y la concentración, afectación del desempeño intelectual y alteración del sentido del espacio y el tiempo. Por otra parte, el consumo puede producir alucinaciones, delirios, deterioro de la memoria, desorientación, despersonalización, desrrealización, deterioro cognoscitivo, hipobulia o abulia, pérdida de la motivación y del sentido de la vida. Incluso se han dado casos de aparición de esquizofrenia y trastorno esquizofreniforme, y no necesariamente por consumo en altas dosis de forma repetida y prolongada, sino también por un consumo único o en dosis bajas(8,33). 

Diferentes estudios hechos en personas y animales muestran que la exposición a marihuana puede ocasionar cambios dañinos a largo plazo en el cerebro. Por ejemplo, en ratas se han observado cambios cognitivos importantes asociados a cambios estructurales en el hipocampo(15). Por otra parte, se han observado también cambios en el sistema de gratificación, lo que indica que puede inducir efectos reforzantes en las personas que consumen. Esto podría explicar el hecho de que se pueda desarrollar dependencia a esta sustancia. De hecho, el cese del consumo crónico de marihuana produce algunos signos de abstinencia como irritabilidad, insomnio, anorexia y heteroagresividad. Se ha demostrado que el consumo repetido de Δ9-THC da lugar a una disminución de los efectos subjetivos asociados al consumo y que el desarrollo de tolerancia a los efectos del Δ9-THC en humanos está directamente relacionado con la cantidad de Δ9-THC consumida; de acuerdo con lo anterior, se observa un mayor grado de tolerancia en los grandes consumidores. Además de que el consumo de cannabis facilita el consumo de otras sustancias psicotóxicas, el consumo temprano (infancia y adolescencia) se asocia con un incremento en el riesgo de desarrollar una enfermedad psiquiátrica franca, especialmente trastornos psicóticos, sobre todo en individuos vulnerables (8,32,33). 

Entre otros efectos del consumo de la marihuana se menciona en la literatura que el riesgo de tener un infarto es 5 veces mayor tras una hora del consumo de la marihuana(16); también que durante su consumo hay aumento de la hipotensión ortostática(17). Otros efectos ocurren a nivel respiratorio, ya que el fumar marihuana irrita el aparato respiratorio y el humo de contiene tóxicos que pueden causar reacciones inflamatorias. Las personas que fuman marihuana a largo plazo presentan mayor riesgo de desarrollar bronquitis crónica(18). Al fumarla también se puede afectar la actividad inmunológica, lo que crea una   mayor predisposición a neumonías(19). Por último, uno de los efectos más documentados es que hay un incremento del riesgo de presentar una forma agresiva de cáncer de testículo: el tumor de células germinativas no seminomatoso(20).


Bibliografía


1. Ministerio de salud y protección social. Consumo de Drogas Sintéticas en la Población Universitaria Colombia. Bogotá́; 2009.

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10. Sentencia no. C-221/94 : despenalizacion del consumo de la dosis personal consultada en :  http://www.Corteconstitucional.Gov.Co/RELATORIA/1994/C-221-94.Htm

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Cómo citar este artículo: Murillo Mosquera, A.X., Mora Arbeláez G.E., Londoño Martínez, J.C., Montes Ríos, L., López Quirama, D (2021) Delta-9-tetrahidrocannabinol en estudiantes universitarios de Colombia. Revista Virtual de Psicoterapia Formativa, Octubre de 2021.

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