Esta publicación se lleva a cabo bajo el consentimiento informado de la consultante, asegurando su anonimato. Para salvaguardar la identidad de la consultante, será denominada durante todo el escrito como la Señora X.
Introducción
La señora X es una consultante que lleva un proceso por psiquiatría desde hace aproximadamente 12 meses; ingresó al servicio de Consulta Externa debido a un trastorno de ansiedad paroxística (trastorno de pánico, F410) diagnosticado en primera instancia por su psiquiatra tratante, quien recomendó que la consultante iniciara un proceso de acompañamiento por psicología para trabajar los síntomas asociados. Esta entrevista, que recopila lo acontecido, sucedió después de culminar exitosamente su tratamiento.
La señora X residía en una zona urbana del Quindío. Cuando inició la pandemia de Covid 19 se desencadenaron en ella una serie de pensamientos catastróficos, causantes de aparición de síntomas como ánimo triste y en ocasiones ansiosos, hipersensibilidad, hipervigilancia, insomnio, cogniciones negativas de corte catastrófico relacionadas con la pandemia e irritabilidad, que como consecuencia generaron el cambio de residencia a una zona rural del departamento del Quindío; allí empezó a vivir con unos de sus familiares nucleares y predominaban las dinámicas familiares disfuncionales.
La consultante presentaba llanto frecuente por periodos extensos durante todo el día. Sus relaciones interpersonales se convirtieron en un reto, ya que el contacto con otras personas para la paciente implicaba un desequilibrio emocional y psicológico, presentando Ataques de Pánico (AP) que según el DSM-V se caracterizan por la presencia temporal o aislada de miedo o de malestar intenso, acompañado al menos de cuatro de los siguientes síntomas físicos y cognitivos: 1) palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca; 2) sudoración; 3) temblor o sacudidas; 4) sensación de dificultad para respirar; 5) sensación de ahogo; 6) dolor o molestias en el tórax; 7) náuseas o malestar abdominal; 8) sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo; 9) escalofríos o sensación de calor; 10) parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo); 11) desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo); 12) miedo a perder el control o de “volverse loco”; 13) miedo a morir (APA, 2014).
También empezó a presentar síntomas de agorafobia, caracterizada por miedo o ansiedad intensa acerca de dos (o más) de las cinco situaciones siguientes: 1) uso del transporte público (p. ej., automóviles, autobuses, trenes, barcos, aviones); 2) estar en espacios abiertos (p. ej., zonas de estacionamiento, mercados, puentes); 3) estar en sitios cerrados (p. ej., tiendas, teatros, cines); 4) hacer cola o estar en medio de una multitud; 5) estar fuera de casa solo; 6) el individuo teme o evita estas situaciones debido a la idea de que escapar podría ser difícil o podría no disponer de ayuda si aparecen síntomas tipo pánico u otros síntomas incapacitantes o embarazosos (p. ej., miedo a caerse en las personas de edad avanzada; miedo a la incontinencia); 7) las situaciones agorafóbicas casi siempre provocan miedo o ansiedad; 8) las situaciones agorafóbicas se evitan activamente, requieren la presencia de un acompañante o se resisten con miedo o ansiedad intensa. (APA, 2014).
Protocolo de Entrevista
Psicóloga: ¿Cuales fueron los motivos por los cuales usted decidió consultar al hospital mental de Filandia (HMF)?
Señora X: Los motivos por los cuales yo acudí al hospital mental fueron problemas de nervios e inseguridad
Psicóloga: ¿Cómo se sentía o cómo se encontraba al momento de iniciar las sesiones con la psiquiatra y psicología?
Señora X: Yo la verdad me encontraba en una situación de shock, yo sentía muchos, muchos nervios. Yo mantenía muy deprimida, yo sentía miedo, tenía sentimientos encontrados… Miedo, pánico, muchos muchos muchos muchos... La verdad eran muchos, mis pensamientos eran muy caóticos.
Psicóloga: ¿Quién la impulsó a consultar con un profesional y por qué?
Señora X: Cuando yo empecé con mis nervios, yo misma sentía que necesitaba una ayuda profesional; le pedí ayuda también a mi esposo a mis padres porque yo sentía que cada día yo me empeoraba, o sentía que el mundo se me derrumbada... Entonces ellos hicieron que yo también consultara un médico porque la verdad yo… yo no me podía quedar así.
Psicóloga: ¿Cuál fue la situación que desató toda su enfermedad y porque?
Señora X: La pandemia actual, porque la verdad yo era una persona que me metía mucho a ver las noticias diariamente y yo sentía que las noticias todos los días a mí me afectaban. Más aún cuando decían que la enfermedad era muy letal
Psicóloga: ¿Qué cambios hubo en su vida para ese momento?
Señora X: La verdad pues yo tengo mi hogar pero en ese momento que me sentí deprimida con tanto nervio de todo eso que me fui a vivir donde mis padres, al campo, porque quería estar protegida. Pero la verdad llegar allá fue peor, porque la verdad allá la convivencia es pesada. Yo, aunque sentía esa convivencia pesada, quería estar bien. Yo quería estar sana, yo quería estar tranquila para volver donde los míos, donde mi esposo, donde mi hijo, pero no, me equivoqué, fue algo peor. Mi esposo volvió por mí a los dos meses. Yo con mucho miedo de volver a mi hogar pero tuve que decidirme y aceptar lo que estaba pasando porque no era yo sola, éramos todos globalmente. Cuando volví a mi casa me sentí mucho mejor, aunque llegué un poco desubicada. Al transcurrir los días me sentí supremamente mejor, el ambiente cambió, todo cambió para mí.
Psicóloga: ¿Cómo describiría el tratamiento que recibió en el hospital?
Señora X: Creo que la compañía de ustedes fue supremamente maravillosa, porque las terapias fueron de mucha ayuda y las medicinas me ayudaron mucho. Yo sentía miedo constante, pánico, angustia, temblores, taquicardia, horrible, o sea era algo horrible. Después del tratamiento médico y psicológico me he sentido mucho mejor. Me ayudó mucho la medicina para la taquicardia, y lo psicológico me ayudó mucho para enfrentarme al miedo a enfrentarme a esto que esta pasando, a estar un poco segura de mi misma; hubo momentos en los que yo pensaba que ya no era capaz pero con la ayuda psicológica, con el apoyo de mi esposo, de mi hijo, de mi hija, lo logré… Sabía que sí podía, que había una esperanza, y sí la hubo gracias a Dios.
Psicóloga: ¿Podría describir como se siente ahora?
Señora X: Ahora me siento mucho mejor, más tranquila, más feliz, más segura y el tratamiento fue excelente, de verdad el acompañamiento fue profesional, maravilloso, no tengo queja.
Psicóloga: ¿Qué consejo le daría a otras personas que estén pasando por una situación como la que usted tuvo que vivir?
Señora X: Que cuando sientan una situación de depresión, de soledad, de miedo o de pánico, no esperen a estar peor. Deben siempre acudir, o sea reaccionar y reconocer el problema, buscar al psiquiatra y al psicólogo porque uno tiene que buscar una ayuda psicológica profesional. Que no esperen a que sea demasiado tarde porque la verdad todos y cada uno de nosotros necesitamos ayuda de profesionales, son de mucha ayuda.
Conclusión
La consultante durante el tratamiento psicológico tuvo entrenamiento en control de emociones, respiración diafragmática, terapia de reestructuración cognitiva combinada con aproximación sucesiva, terapia de activación conductual; todo esto se realizó como un manejo complementario al de una especialista en psiquiatría de la institución, y teniendo a su pareja como coterapeuta.
Quedó claro que un tratamiento combinado entre el médico psiquiatra y el psicólogo, con la participación activa de la familia del paciente, y con otros factores ayudadores (fe, un hogar constituido como ambiente validante), puede ser claramente eficaz en este tipo de patologías.
Daniela Zuluaga Acosta
Psicóloga - Universidad Alexander von Humboldt
Magister en Terapias Psicológicas de Tercera Generación - Universidad de Valencia
Referencia bibliográfica
American Psychiatric Association, Kupfer, D. J., Regier, D. A., Arango López, C., Ayuso-Mateos, J. L., Vieta Pascual, E., y Bagney Lifante, A. (2014). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5a ed.).
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